Siempre se ha dicho que sólo utilizamos una parte ínfima de nuestro cerebro y qué podría sonar mejor para un escritor con crisis creativa, que le regalaran una droga que le permitiera ocupar la totalidad de su mente y transformarse en la versión perfecta de sí mismo.
Este es el argumento básico del thriller de acción “Sin Límites” (2011), cinta dirigida por el estadounidense Neil Burger, basada en la novela “Los Campos Oscuros” de Alan Glynn. Burger, de 42 años, había dirigido tres largometrajes: “Entrevista con el Asesino” (2002), “El Ilusionista” (2006) y “Tipos con Suerte” (2008), de los cuales solo se había estrenado en Chile “El Ilusionista”, con relativo éxito.
El escritor en “Sin Límites”, Eddie Morra (Bradley Cooper), tiene un contrato para escribir una novela que ni siquiera puede empezar. Ya tuvo un matrimonio fracasado con Melissa (Anna Friel) y está a punto de perder a su actual novia, Lindy (Abbie Cornish); es decir, un perdedor a todas luces.
De pronto se encuentra con su ex cuñado, Vernon (Johnny Whitworth); quien al ver su estado le regala una pastilla de una droga experimental, el NTZ, que lo hará sentirse fantástico y seguro de sí mismo, con la capacidad de utilizar todo lo que alguna vez aprendió y con una percepción periscópica y en profundidad de la realidad circundante.
A propósito de estas capacidades es cuando la cinta obtiene sus mayores logros. Los efectos ópticos para mostrar al espectador las nuevas posibilidades perceptivas y la velocidad mental de Eddie son vertiginosas e impresionantes.
Como era de esperar, la droga química se hace indispensable para estar bien, produciendo una peligrosa adicción a quien la prueba; originando chantajes y asesinatos, transformándose por momentos en una cinta de acción pura, perdiendo la profundidad de las escenas en que en el escritor se cuestiona, en un discurso interior de la conciencia.
Transformado en un exitoso hombre de negocios, producto del uso de sus nuevas capacidades en el mundo de las finanzas y asociándose con el millonario Carl van Loon (Robert de Niro), su vida se convertirá en una rueda de Chicago, cuyo desenlace será peligroso e imprevisible.
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