¿Cómo influyó ese peso familiar al elegir su doble vocación?
“Yo tuve la feliz coincidencia de que en la familia de mi padre eran todos médicos, y mi padre fue marino. Y por el lado materno, los Prat, son todos marinos. Entonces fue muy fácil conciliar las dos cosas, y hacer lo que más me gusta que es ser médico, y al mismo tiempo hacer lo otro que más me gusta, que es ser marino. He logrado sintetizar ambos intereses en uno y practicar la medicina dentro de la Armada”.
Y el apellido, ¿cuánto influyó?
“Esto de llevar el apellido Prat ha sido siempre motivo de particular orgullo y un desafío. Y la Armada Chile es una institución muy respetuosa de sus tradiciones y costumbres y tiene, al igual que todo el país, un cariño enorme por el legado y la obra de Arturo Prat Chacón y la gente que participó junto con él en la gesta heroica del 21 de Mayo. Por lo tanto, vestir este uniforme es motivo de orgullo y con mayor razón para un pariente del héroe…”
¿Cuándo supo que quería ser oficial y no sólo médico?
“En mi caso, yo estudié medicina para ejercer en la Armada. No estudié solo medicina, sino para ser oficial de sanidad y así lo supe desde el primer año en que ingresé a la escuela. Siempre supe sabía que iba a ser así”.
En la vida política, los apellidos pesan en los cargos. En su caso, el ser Prat ¿ha sido un peso, una influencia positiva o no ha sido clave en su carrera naval?
“La Marina es una institución muy ordenada, disciplinada, y creo que no influye el hecho de tener un apellido o no. Fuera de los méritos, los honores y la responsabilidad que uno siente como oficial de marina, he sido beneficiado al igual que cualquier otro oficial, y no he recibido ninguna promoción especial por mi apellido. Nunca he sentido una discriminación ni positiva ni negativa. Las discriminaciones las hace uno mismo; yo me siento más obligado a ser un buen oficial de Marina y un buen médico no solamente por el hecho de ser oficial y médico, sino por llevar un apellido al que todo el país espera que uno le haga honor. Y por la tradición que hay en la familia…”
¿Cómo se vive esto dentro de la familia? ¿Se conversa seguido, hay instancias especiales?
“Mi familia es una familia intrínsecamente naval. Ahora, el apellido además se lleva en las conversaciones, quizás no diarias, pero siempre sale algo, un poco de la historia. Trato de que mis hijos conozcan muy bien la historia de Arturo Prat, creo que es un héroe que debemos recordar con gran aprecio, que es de todos los chilenos, y no de la Armada o de una clase social. Fue abogado, supo defender a la gente que no tenía recursos, hizo clases en forma gratuita, fue un cristiano ejemplar, un padre de familia ejemplar. Tuvo una vida heroica desde el principio y nos hace ver que uno puede ser héroe en la vida diaria. Esa es su gracia y así lo veo con mis hijos. Les digo siempre que tienen que ser orgullosos de ser chilenos, primero, y luego de tener el apellido y la tradición que tienen”.
Hace un tiempo se estrenaron series en TV que nos acercaron a la faceta humana de nuestros héroes. ¿Qué le pareció esto? ¿Qué infidencias “humanas” de Prat se comentan en la familia?
“Arturo Prat es un héroe muy de carne y hueso. Fue un hombre sencillo, que se formó como héroe desde que nació, que debió vencer problemas de salud. Tuvo una familia completa que lo apoyó. Y ese apoyo, como eje principal en la sociedad es lo que los católicos y todos tenemos que cuidar (…) Los héroes no son fruto de la casualidad, ni son figuras míticas. Son figuras de carne y hueso, que a veces pueden tener sus errores, pero sobre todo tienen una vida en que se han esforzado por dar lo mejor de ellos. Eso es lo fundamental. Estas series me parecen bien, pero hay que ser muy cuidadosos con la historia y no confundirla con la ficción”.
Nuestros héroes se hicieron tales en tiempos de guerra. Hoy, en momentos de prolongada paz, ¿cómo se puede replicar el ejemplo de Prat? ¿Cómo se es héroe en la vida cotidiana?
“Creo que cuando uno se esfuerza en hacer bien lo que está haciendo, en beneficio de los demás. Ser un buen samaritano, hacer el bien, no mirar el bolsillo, siempre hacer lo mejor, no desmerecer el trabajo de otros, ser honrado, ser un buen padre de familia; si uno es católico, ser un católico observante, hacer iglesia en el trabajo. Y eso estamos haciendo. Creo que uno puede ser héroe diariamente, cuando se levanta a tiempo, cuando se preocupa por los hijos, cuando no toca la bocina por las puras. Uno puede ser héroe en pequeñas cosas. Chile no necesita solamente personas que salten al abordaje un 21 de Mayo, necesita que salten al abordaje todos los días, que siempre sean honradas, que hagan bien su pega, que trabajen por los demás, haciendo caridad como la hicieron héroes de la talla de Arturo Prat. Ese es el legado. Si todos somos héroes en nuestra vida diaria, creo que tendremos un mejor país y en eso estamos”.
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