Altísima Definición

Consuelo Silva, columnistaAunque fue gracioso lo que pasó, no fue broma. No es invento ni un producto de mi inquieta imaginación. Hace unas semanas cumplí 30 años y me regalaron un LCD. Así que después del verano y aprontándome para el año real decidí aprovechar las bondades de esta tecnología instalando televisión pagada. Un estímulo al cumplir años, porque tres décadas no tienen nada de cómico aunque permiten levantar una teoría respecto del comportamiento social de mi nuevo target.

Comencé  la búsqueda de televisión pagada y visité páginas para ver precios y ofertas disponibles. Ya con más antecedentes llamé a un call center (pensé que me merecía mucho esto como para soportar la grabadora parlanchina que siempre contesta) y luego de marcar varias alternativas me saludó el chiste de la semana. Pero repito, no fue broma.

Era una conversación formal de vendedor – cliente; hice las consultas de rigor: precios, diferencias, formas de pago, etc. hasta que el vendedor con buen manejo en el rubro (después lo creería a ciegas) pregunta: cuántos televisores tiene? Y yo dudando, porque pese a que tenía uno antes de mi lindo LCD no contemplaba incluirlo en esta decisión, le dije: tengo dos. Y él arremetió: ¿y a su pareja le gustarían canales de deportes o de dibujos animados para su familia? A lo que respondí con naturalidad: no gracias vivo sola. Cha channn!! Todo cambió.

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