Asesinos de elite

“Asesinos de Elite” (2011), dirigida por el irlandés Gary McKendry y basada en la novela “The Feather Men” de Sir Ranulph Fiennes, que pretende relatar la labor de las Fuerzas Especiales británicas en Omán, durante los 80, debe ser vista más como una cinta de acción y de espionaje que como un documento histórico.

Desde esta perspectiva, esta ópera prima de McKendry, es dispareja; ya que abunda en datos innecesarios y poco verificables. Un Jeque árabe contrata a un asesino a sueldo, Hunter (Robert de Niro), para matar a ex agentes británicos, como venganza, ya que éstos mataron a sangre fría a tres de sus hijos, en una guerra en la que se suponía los ingleses eran sólo asesores.

Hunter intenta reiniciar al trabajo al darse cuenta de su dificultad, pero es apresado por el Jeque; lo que obliga que tome el trabajo, para liberarlo, su amigo Danny (Jason Statham), que pretendía haberse retirado, junto a su novia Anne (Ivonne Strahovski), a vivir al campo. Para esto recluta a Davies (Dominic Purcell) y Meier (Aden Young), sus antiguos compañeros de equipo.

El ya complicado puzzle lo completa Spike (Clive Owen), quien tiene a cargo otro equipo, que responde a un club de ex altos oficiales británicos, y que funciona de forma ilegal para proteger a sus antiguos camaradas. Por supuesto de toda esta situación está al tanto la corona británica, interviniendo en los momentos apropiados, de acuerdo a sus intereses políticos y económicos.

Por momentos, no se entiende quién es quién o quiénes son los buenos y los malos; y el espectador termina comprometiéndose afectivamente con Danny y Hunter, porque se ven más humanos, aunque Spike y los suyos son utilizados como títeres, en una cinta donde la acción no ceja en ningún momento, aunque nada esté muy claro.

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