Ser estatal implica estar más preocupada del control que de la competitividad

Antonio Peñafiel 2A continuación las respuestas del director de Administración y Finanzas de la UV, Antonio Peñafiel, al cuestionario de Trespárrafos.com

El balance dado a conocer públicamente revela ganancias por segundo  año consecutivo, esta vez de 2 mil 944 millones de pesos. ¿Qué cambió tanto respecto a la gestión anterior que han logrado equiparar sus cifras de ingresos y egresos?

– Es indudable que existe un cambio con respecto de la gestión anterior. El análisis de los estados financieros permite identificar algunos efectos del cambio de gestión; así por ejemplo en los ingresos se puede observar que en el período que va desde el año 2008 al 2009 los Ingresos por Ventas y Servicios (aranceles y derechos básicos de matrícula) se vieron favorecidos con un incremento de un 5,96%. Esto, a pesar de una disminución importante del número de alumnos matriculados (unos 1.400 menos de la matrícula que recibió esta rectoría) y a un conservador crecimiento de los aranceles. En parte, estos resultados se deben a que la morosidad del año 2009 bajó casi 8 puntos porcentuales a lo presentado por la universidad el año 2007, a lo cual contribuye sin duda la normalización de las actividades académicas y administrativas de la universidad.

Por otra parte, la UV ha logrado frenar la tendencia creciente que presentaba en sus Gastos Operacionales. Así, éstos en el último período tuvieron un aumento poco significativo de un 0,33%, mientras los Gastos no Operacionales disminuyeron en un 9,68%. Estas dos componentes sumadas al buen desempeño de los ingresos explican el resultado del presente período. En pocas palabras, el cambio fundamental es el ordenamiento de la gestión presupuestaria, que permitió estructurar el gasto a partir de la real capacidad de cubrirlo con su propia capacidad de generar ingresos.

¿Cómo asumen la nueva realidad de la organización?

– La gestión del año 2009 no sólo se enfocó a la generación de resultado sino a mejorar los indicadores de solvencia. Esto quiere decir se disminuyó el nivel del endeudamiento de la Institución.  El Total del Pasivo Circulante y Pasivo a Largo Plazo disminuyó en un 24,33% en el año 2009 con respecto al 2008. Esta solvencia es percibida por el entorno y ha permitido concretar un proceso licitatorio por un crédito de $1.500 millones con la banca y aún así tener espacio para iniciar proyectos de inversión y desarrollo con financiamiento externo.

¿Esto significa que la llamada «Crisis de la UV» en que se sumió durante el período del rector Juan Riquelme quedó definitivamente atrás?

– Financieramente la institución ya ha superado la crisis, no ha tenido que endeudarse para cubrir gastos operacionales como ocurrió hasta el año 2007, pero queda por delante el desafío de implementar una estrategia de consolidación de los niveles de liquidez y solvencia. Si bien es cierto los niveles de liquidez durante el año 2009 muestran signos de recuperación, es importante trabajar en fortalecer un Capital de Trabajo de Seguridad (fondo de reserva). Esto permitiría afrontar de mejor manera situaciones de tipo estacional o imprevistas que puedan afectar a la liquidez sin tener que depender exclusivamente del endeudamiento de corto plazo, que repercute directamente en el gasto financiero.

El mismo estado revela aún juicios pendientes en Fiscalía que, los cuantificados, suman demandas por $692 millones, cifra que es menor a la real porque aún hay litigios no cuantificados. ¿Todos ellos son responsabilidad de la administración de Juan Riquelme?

– Un número importante de ellos se refiere a acciones de terceros de diversa naturaleza, que resultan propios de una institución compleja como lo es la Universidad de Valparaíso, pero los más onerosos precisamente provienen de decisiones adoptadas en la administración anterior, a saber, los fallidos proyectos Atkinson y Rengo, por los cuales hay, además, sumarios administrativos y, en el primero de ellos, incluso, querella criminal; otro, el arrendamiento de un inmueble en la ciudad de Santiago, por el que también existe un proceso disciplinario en curso, y, finalmente, por la negligente administración del CFT U. Valparaíso.

¿Es una cifra manejable, si es que los perdieran?

La UV ha debido enfrentar en estos dos últimos años muchos gastos producto de juicios y contratos que no fueron llevados de la manera más conveniente para la universidad. Sin embargo, la estrategia de defensa judicial implementada por la Fiscalía de la UV —caracterizada, por un lado, por una férrea defensa de los intereses universitarios, a diferencia de lo que acontecía en la administración anterior, respecto de lo cual también hay un sumario administrativo y, por otro, por la apertura a resolver estas situaciones mediante negociaciones convenientes para ambas partes— ha permitido disminuir de manera significativa el desembolso que se ha debido materializar. Estos antecedentes abrigan la esperanza de que la amenaza de gastos por estos conceptos no llegue a alcanzar el monto teórico calculado en los Estados Financieros.

¿Cómo afectan ellos a la imagen de la universidad?

– Las percepciones son subjetivas, pero el hecho de que la universidad ha seguido una sostenida senda de regularización de su gestión académica y administrativa, enfrentando responsablemente sus compromisos, sean éstos judiciales o financieros, disminuyendo la generación de noticias negativas, creemos ya ha dado señales significativos, pues hay un reconocimiento generalizado entre distintos actores de la comunidad local y nacional en  orden a aportar a cambiar la imagen negativa que se había generado la UV.

Comentarios que desee realizar para finalizar.

– Para una universidad estatal es muy difícil desenvolverse diariamente en sus distintos ámbitos, ya que debe jugar con las reglas de la administración pública, diseñadas para incentivar el control y no la competitividad que le exige hoy el país. Esto cobra mayor relevancia por el rol de universidad regional, de Valparaíso, y estatal, que le significa ofrecer a sus comunidades internas y externas una serie de servicios y bienes que otras universidades no proveen, pero los cuales les son demandados en tiempos y condiciones que no existen en el diseño que sustenta la administración pública, trabas éstas que requieren de modificaciones legales. Sin perjuicio de ello, la Rectoría ha impulsado medidas tendientes a aumentar los niveles de eficiencia, aparte de las mencionadas en el ámbito financiero, destinadas por ejemplo a potenciar equipos de trabajo en las áreas de Administración y Finanzas, Adquisiciones, Fiscalía General, o bien, incluyendo en el diseño del Plan de Desarrollo Institucional, la necesidad de implementar un Sistema de Gestión de la Calidad o desarrollando en conjunto con la Contraloría Interna, Dircal y la Unidad de Gestión, una matriz de riesgo como instrumento que permite medir en tiempo real la eficacia y legalidad de los procesos internos, adoptándose oportunamente las medidas paliativas y evitar perjuicios institucionales.

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