Bicentenario en Valparaíso: la bandera sublimada

Juan_AyalaLa noche del 16 de Septiembre nuestra bandera vistió la fachada de La Moneda, el palacio de Toesca se engalanó con la tricolor de Chile, y al día siguiente el gran pabellón de 18 x 27 metros, se izó elevando los sueños de todos los habitantes. Y es esa misma bandera la que viste las calles de Valparaíso, a su manera la ciudad patrimonial ha levantado un millar de mástiles, de los que penden banderas como nunca vimos en el puerto. Cuando las calles del centro económico y financiero empezaban a quedar vacías, las fachadas edificias se ornaban y rendían homenaje a cada chileno y a cada chilena, sin distinción de origen, sexo, etnia ni oficio, partido o religión, su contemplación nos permitió valorar el orden arquitectónico y urbano de las fachadas del Wall Street porteño.

Todos los pabellones referidos ondean como flamas sublimadas por el espíritu bicentenario, es el viento de septiembre el que nos admite desear que esta conmemoración sea el verdadero comienzo de un país mejor, más unido, tolerante y diverso. Si ejercitamos la memoria en perspectiva proyectiva podemos tensionar y ajustar lo que debiera ser nuestro Bicentenario, que más que una celebración, es un recuerdo, es una señal de todo aquello que hemos realizado compartiendo un suelo y una familia común. Como siempre el “bien suelo y su riqueza” es escasa, la familia por tanto se pelea. Se disputa por lo que legítimamente creen que debe compartirse, pero también luchan por lo que es de cada uno.

Es aconsejable entonces que la fiesta del Bicentenario sea también un momento para reflexionar colectivamente respecto de los valores nacionales, y hacerlo en la diversidad y la tolerancia, fortaleciendo a los ciudadanos en su capacidad de discernir y de decidir. Que la bandera que ondea en Valparaíso sea el paño que enjugue los dolores, seque las lágrimas del pasado, y que en su incesante bamboleo eólico, aproveche el flujo del cambio y de la esperanza, el que decanta en la bandera sublimada. Ese retal de paño contiene los sueños, los derechos y los deberes de cada hombre y de cada mujer de Chile. Sean entonces aquellos que tienen las mayores responsabilidades en la conducción del Estado, pero también los académicos que formamos a los futuros líderes nacionales, quienes asumamos y encarnemos el espíritu democrático y ciudadano que se reflejara por estos días en la Bandera de Chile.

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