Más que una entrevista, esta es una conversación. Apasionante y apasionada, como es Marta Escudero en sus múltiples quehaceres. Defiende lo que cree con una vehemencia que entusiasma, que parece no tener límites y que probablemente es parte de la herencia que le dejó pasar gran parte de su infancia y juventud en Argentina, un país donde se dice lo que se piensa; donde se ama y odia con intensidad; donde los respetos se ganan, no se adjudican.
Nueva York, Europa y actualmente una granja de Ohio, en Estados Unidos, han sido los sitios que la han acogido y le han dado experiencia y vivencias suficientes a esta dueña del Hotel San Martín de Viña del Mar para asumir un activo rol en el desarrollo que piensa necesita esta ciudad para salir del hoyo en que se encuentra. Porque ella opina que ahí estamos.
Marta Escudero estuvo detrás de la creación del Comité Pro Defensa del Borde Costero, el cual se formó hace un par de años para oponerse a la forma en que se iban a concesionar las playas –particularmente la Acapulco-, una batalla que al final perdieron porque el municipio mantuvo sus términos. Desde ahí la presencia del movimiento se ha apagado.
“La gente es pasiva. Al principio llegan muchos, pero después se va desgranando el choclo y van quedando los que en realidad quieren, porque se necesita constancia (…) y no todos tampoco quieren tener un cargo, porque eso involucra trabajo”, lamenta la empresaria, quien se defiende de su decisión de no asumir cargos dirigenciales por su determinación de pasar al menos 4 meses al año fuera de Chile.
Aunque nunca ocupó cargos visibles, era de público conocimiento que Marta Escudero rechazaba el proyecto de Acapulco, en especial el restaurant que se construyó en plena avenida Perú con 8 Norte, frente a su hotel, donde antes había un paseo costero.
“Me hacían aparecer como que yo me oponía porque esto era competencia para mí. Nunca entendieron que un restaurant no es competencia para un hotel (…) Competencia es que haya 40 restaurantes”, advierte.
Y arremete: “Yo soy muy consciente de lo que debe ser y tener una ciudad. Viña del Mar se preciaba de ser una ciudad jardín, entonces tiene que tener jardines, pero hoy es la Ciudad Antejardín, porque es lo único que queda. Desaparecieron las casas bonitas, con jardines, ahora hay edificios con un pedacito de pasto y unas cuantas florcitas y se acabó. Una ciudad amigable para sus habitantes necesita plazas, lugares de reunión, como la Plaza Colombia, la Plaza O’Higgins que esta medio desapareciendo porque el mall se la está comiendo viva. Hay unas placitas chicas por aquí y por allá; la Plaza Sucre que ni te digo, la Plaza María Luisa Bombal que no es nada, Viña no tiene plazas”.
-Pero está la idea de transformar a la costa como en la plaza natural, la plaza mediterránea de la comuna?
“Claro, pero si yo pudiera mandar, agarraría estos edificios (el Acapulco, Rapa Nui y Hanga Roa, en la imagen junto al restaurant Tierra del Fuego) y los botaría y que esto fuera el paseo de Viña, sin nada más. Yo siempre me refiero a España, porque tiene desde los ’60 una ley de costa que dice que tiene que estar despejada (…) Benidorm, por ejemplo, es una ciudad que tiene una característica: está llena de edificios, pero no hay ninguno entre lo que sería la acera poniente de Viña y el mar, no hay nada, está la vereda, la calle, el paseo, la arena y ahí no hay absolutamente nada (…) Por ley no puede haber propaganda, no pueden haber kioscos, hay lo que se llaman los chiringuitos, que se ponen y se sacan y son un poste con un techo y nada más (…)”
Explica que esta ley se originó porque los españoles se dieron cuenta que la gente –especialmente los turistas de alto consumo- iban a las playas en busca de tranquilidad, de sitios donde bañarse, gozar del sol y pasear, lo que no se lograba porque se había llenado de restaurantes y hoteles sobre la costa, tal como está sucediendo en Viña.
Pero en esa línea en Viña están esos tres edificios y hasta el momento hay otro 3 locales que se han instalado… tampoco se ha vulnerado tanto…
“Pero es que ahí no debería haber nada, debería ser un paseo (…) fíjate que si pero yo voy a la playa hoy tengo una heladería donde hay gente sentada mirándome, yo estoy en vitrina, no me gusta estar en vitrina en la playa, quiero estar tranquila, yo no quiero tener allí atrás un montón de gente en dos pisos que están mirando y que a lo mejor están criticando el traje de baño que llevo puesto… no, un paseo es otra cosa, es algo donde tienes bancos y te puedes sentar tranquilamente a pololear, como se hacía antes en esta plaza que ahora se perdió”.
– Y ahora van a poner un Hotel Hyatt donde estaba el Sanatorio Marítimo (inmueble que ya están derribando)…
“Eso es de locos. Tu pasas por la avenida San Martín y no se ve el mar, porque están los 3 edificios, después va a estar el hotel y después van a hacer quién sabe qué más. Yo tengo las bases de la licitación de la playa El Sol, las compré nada más para saber qué decían. Dicen que se puede construir hasta 7 metros ¡son al menos dos pisos! no pues, estás paseando y te encuentras una mole…”
– Pero eso ya se hizo…
“¡Pero es que no deberían haberse hecho!”
-Se pone siempre como argumento que este tipo de cosas se hace pensando en el futuro, en la atracción de inversiones. A su juicio, ¿qué gana la ciudad?
“Es que aparte de eso, hay otro problema: en Viña hay demasiados restoranes, demasiados pub, hay demasiado de todo, hay una sobreoferta tremenda…”
– O sea, ¿se está mintiendo al decir que con eso se fortalece el turismo?
“El turista que necesitamos no es el que viene de Quilpué a tomarse un helado al Bravíssimo. Necesitamos al turista que viene con plata, con divisas, porque ese es el que hace que negocios como el mío crezcan y yo pueda dar trabajo a más gente… aquí todos los restoranes vegetan, este restaurante de aquí al frente (el Tierra del Fuego) hay días en que no tiene a nadie (…)”.
“Yo quiero tener buen turismo. Mira, desde que llegué (el 2003) remodelé mi hotel, le metí 4 millones de dólares, que es harta plata. Me encontré con 70 y tantas personas trabajando. Ahora tengo entre 120 y 180 dependiendo cómo van las cosas. Estoy generando empleos, estoy haciendo un octavo piso donde estoy metiendo otro millón de dólares, pero también quiero que la ciudad me responda, que me traiga la gente que yo necesito para poder generar esos puestos de trabajo, porque si tengo salones o habitaciones que no se ocupan, voy a empezar a hacer otras cosas”.
-¿Y qué tendría que hacer la ciudad para responderle?
“Atraer al turista que tiene medios, no sé porqué tenemos tantos hoteles 5 estrellas si acá el turista 5 estrellas no viene. Ese turista busca otra cosa, busca las playas tranquilas, no esta cacofonía de gritos y de niñitos con helados que se le van cayendo en la arena de playas sucias. Este señor Nabil Mansour (el concesionario de la Playa Acapulco) ofreció el oro y el moro para esta playa hace dos años y todavía no vemos guardias, no vemos la iluminación, no hay nada de lo que prometió, la playa está inmunda”.
“Aquí existe una idea totalmente errada de cómo se mantiene una playa, por eso que en España son de la municipalidad, el ayuntamiento es el que se preocupa, trae máquinas todos los días en la mañana, oxigena la arena, la da vuelta, la limpia y quedan listas para atender al público durante el día. Aquí no hay cómo meter una máquina porque hay veredas, hay escaleras… es un desastre, no hay cómo meter un vehículo de emergencia, entonces no… el turista que viene a gastar plata quiere gastar plata en algo que no tengan de donde viene. Para ir a restoranes se queda donde está”.
-Pero está la política de hacer de la ciudad una sede de convenciones. Se supone que eso atrae gente con recursos…
“La gente que viene a las convenciones no gasta, o sea gastan en hoteles, pero salen poco porque no tienen tiempo…”
-¿Cómo hacerlo para enganchar a ese tipo de turista que busca entonces?
“En Viña hay, hasta la última cuenta que hizo Patricio Young, 11.771 segundas viviendas. Eso en buen chileno significa que hay 11.771 departamentos que no se ocupan la mayor parte del año, de gente que viene cuando quiere, generalmente en el verano. Los papás, que fueron los que compraron estas cuestiones, ya no quieren venir porque les da lata, porque hay mucha bulla, hay tacos, entonces dicen: ‘vaya usted hijo…’. El cabro viene con sus amigos, se comen una pizza entre 6, se toman unas chelas y eso es todo los días”.
“La cosa es que Viña tiene que atraer gente ojalá todos los fines de semana y que compren acá, no vengan con todo comprado de allá, que gasten acá… porque los negocios necesitan esta sangre que se llama plata”.
-¿Cómo las autoridades pueden hacer esto, que es prácticamente meterse en la economía doméstica?
“Para que la gente venga la ciudad tiene que generar entretenimiento, algo que la atraiga. El Casino ya no lo es, porque Monticello se llevó el 60% de los jugadores, el Casino yo lo manejaría de otra manera, con espectáculos, con cabaret. ¿A que va a venir la gente? ¿a comer al restaurant Tierra del Fuego? Eso será una vez… pero no, hay que tener atracción, pero siguen metiéndole restaurantes y pubs, eso no atrae turismo. Un gringo no se va a pegar el tremendo viaje para estar en Viña en Caleta Abarca, para eso se queda en Cancún, que está más cerca, le cuesta menos y donde el trato es mejor”.
-La ciudad, a juicio suyo, tiene que apostar por traer los grandes espectáculos…
“Claro, pero para eso necesita un centro de eventos que debe estar allí en las petroleras, que es el único terreno que va quedando”.
El más interesado en ese terreno es el arquitecto Abraham Senerman, pero su propuesta es llenar de edificios…
“…Y van a hacer más segundas viviendas y vamos a estar en las mismas. Quieren hacer hoteles, porque todo el mundo cree aquí que la hotelería es la panacea, y aquí los hoteles 5 estrellas se están peleando los pasajeros, se están bajando a precios de 4 y 3 estrellas porque no tienen gente, no hay gente para todos y si el Sheraton tiene ocupación es por el turismo de negocios que se viene de Santiago. Para mí el turismo de negocios está bien en invierno, pero quiero ver ese turista que viene con hartos dólares”.
“Necesitamos un centro de eventos, no uno de convenciones, un Arena, como el Movistar, más bonito incluso. Un buen arquitecto puede hacer una cosa maravillosa allí donde está el cerro detrás, que se vea desde que entras a la ciudad, que sería el ícono que necesitamos, porque nuestros íconos murieron, el Muelle Vergara murió, el Casino ya no es un ícono y no hay más. En una Arena se pueden hacer todo tipo de espectáculos, desde una exposición de perros, motocross, caballos, campeonato de boxeo, Disney on Ice, de todo si se hace bien, como se hace en otros países. Son multipropósitos, le pones una pista de hielo y en invierno haces patinaje, en el verano puedes hacer el ATP, imagínate el Cirque du Soleil en Viña ¡se vienen todos los santiaguinos que tienen departamento acá y gastan!”.
-¿Qué falta para hacer para eso? ¿creatividad, imagen, plata?
“No es lo que falta, sino lo que sobra: y lo que sobra es ignorancia. Aquí tenemos una alcaldesa que es una mujer muy ignorante, no tiene mundo, no tiene creatividad ni imaginación. Ella se deja llevar por lo que le dice la ‘Manám’ (María Angélica Maldonado, su jefa de gabinete), que es la que gobierna allí, pero no es una persona que tenga mayores luces, es muy inteligente como abogada, pero no son las personas para manejar una ciudad turística, ¡porque la industria de Viña es el turismo!, pero el turismo hay que saber manejarlo, porque nosotros estamos perdiendo el turismo de ocio, ése es el que gasta, no el que viene a trabajar; o el estudiante; o la señora de Peñalolén que vienen a hoteles de 13 lucas y no gasta pero absolutamente en nada; los que vienen a turismo de negocios gastan algo, pero están metidos en sus cuestiones y vienen con todo pagado, todo arreglado, si se aburren de la comida del hotel se van al frente y comen pizza. Es el mismo caso del argentino, que se meten 20 en una pieza y gastan poco. El argentino que tiene plata se va a Mar del Plata o Pinamar”.
–¿Cuanto tiempo se necesita para ver estos cambios?
“Dos o tres años… si es cuestión es de imaginación, de llamar al señor Martínez del Casino y decirle: ‘Señor Martínez, su Casino no está trayendo gente a la ciudad, va a tener que ponerse las pilas, déjese de hacer tanto turismo de negocios y vamos a hacer atracciones’. A la gente le gusta estar entretenida, la gente va a comer porque no hay nada más que hacer en Viña. Si tienes niños ¿adónde los llevas? Aquí no hay un parque para niños, que es algo tan lindo… puede ser temático, con ciudades del mundo o la Caperucita Roja, con trencitos, túneles, minigolf, una montaña rusa chiquita, pero permanente. Lo único que les queda a los papás es llevarlos al mall”.
-Con las ideas tan claras ¿no le ha tincado postularse como alcaldesa para liderar un proyecto así?
“No, porque yo vivo en Estados Unidos, no voy a cambiar mi estilo de vida, tengo mi pareja, mi familia, tengo todo y ya no tengo edad ni paciencia para pelear contra la estupidez, pero sí puedo hablarle a personas jóvenes de por qué se necesita una visión de ciudad, entender que las ciudades tienen una capacidad de carga, como cualquiera de nosotros o cualquier cosa. La alcaldesa misma fue a hacerse un by-pass porque ya no podía ni caminar, eso significa que ya no le está metiendo al ritmo que le metía antes. Es igual, tenemos que hacerle un by-pass a la ciudad, no podemos meterle más edificios. La capacidad de carga hace rato que se sobrepasó, al igual que la oferta de restoranes. En la avenida San Martín en invierno están con un lazo atajándote para que entre gente (…) La gente de Viña no alcanza para sostener a los restoranes, porque el viñamarino no sale, excepto los jóvenes. La ciudad tiene que exigir a los empresarios estudios de mercado”.
– Ya, pero quienes invierten son los privados ¿qué tanta responsabilidad es de la autoridad y cuánta es del empresario en este problema?
“Se me hace que la autoridad es muy liberal con sus patentes, las patentes de alcoholes son muchas y no dan para tanto. Se autorizan edificios en lugares donde ni siquiera deberían existir, eso de los 19 pisos (del Hotel Hyatt) es una aberración (…)”
-O sea, la gallina de los huevos de oro se sobreexplotó…
“En cierto momento fue negocio tener un restorán, un pub, un hotel, pero de ahí en adelante esto debiera haberse parado. El papel de una municipalidad es cuidar la ciudad, creo que esta municipalidad no cuida a sus ciudadanos, no les pregunta nada, llega y hace…”
-Pero hay un rol que la ciudadanía no ha ejecutado, primero porque le dio un 80% de apoyo a esta misma autoridad en las últimas elecciones; y segundo porque no se interesa por sumarse a los movimientos ciudadanos, salvo que le toquen la esquina…
“Es que, desgraciadamente, mucha gente que se ve tocada por estas cosas ni siquiera es de Viña, la mayoría es de Santiago… y como hay envidias y todas estas cosas…”
-… O sea, todo se inmoviliza…
“Pienso que la ciudad ha perdido el punto. Lo empezó a perder con (Rodrigo) González-; con (Jorge) Kaplán qué te digo, como alcalde era muy buen doctor, entonces todo queda al arbitrio de los directores de departamento, que funcionan como funcionan. Yo tengo un dicho: la ciudad crece al ritmo de las inmobiliarias, no al ritmo de la demanda real, aquí es llegar y hacer edificios (…)”.
-¿Pero cómo las inmobiliarias se van a equivocar tanto si no hay demanda?
“Ellos venden su edificio y se despreocupan, nosotros los residentes somos los que perdemos, los que nos quedamos con los cachos (…)”.
– Y su expectativa del futuro, ¿es optimista, o tiene una visión pesimista?
“Creo que esta ciudad no tiene remedio, porque no encuentro eco en lo que te he dicho. Tengo eco en académicos, arquitectos, pero no es gente que tenga poder de decisión para cambiar las cosas, pero la alcaldía va a hacer siempre lo que quiere y lo que ellos quieren es ver las cosas en el cortito plazo: ‘esto me va a traer tanto en contribuciones, ya, hagamos un edificio nuevo, o damos la patente para el bar’. No tienen una visión de conjunto y tampoco se preocupan por estudiar, es penoso”.
Celebro a Marta por sus opiniones sobre esta nuestra ciudad, debemos sumar voces para detener la barbarie.
hola la verdad que así como están trasformando nuestra ciudad bella en una cuidad de sementó sin vida ni oxigeno ni lugares donde puedan disfrutar de la naturaleza nuestros hijos nietos y vis nietos y nuestra tercera edad que fue muy importante para nuestro país un día que cada día esta quedando mas abandonada en fin hay que aportar aunque sea comentarios instructivos suerte mi estimada sra marta parra atte Mabel tapia leiva
Sra. Marta, la felicito por esa visión de conjunto con el que asume su empresa, comprendiendo que el turismo es mucho más que cada hotel en particular y que estos dependen definitivamente de un destino, que el valor de los destinos esta en el justo equilibrio entre inversión y conservación (la cual también requiere inversión). Me gusta su tono directo y la claridad de sus propuestas. Nuevamente felicitaciones.