La cercanía con el mar que tiene gran parte de este sector produce que sea una de las más atractivas para residir, lo que explica que más de la mitad de los proyectos inmobiliarios que se han construido desde el 2006 a la fecha se erijan ahí, según cifras del municipio de Viña del Mar.
En una entrevista concedida a fines del 2007 al diario El Observador de Viña del Mar, el ingeniero civil y profesor del Departamento de Obras Civiles de la USM, Carlos Aguirre, aclaró que su ubicación sobre suelo sedimentario no debía ser motivo para alarmarse, porque “un edificio bien construido y bien diseñado debería reaccionar igualmente bien ante un terremoto”.
Esto fue lo que justamente no sucedió en varios inmuebles situados en el Plan y declarados como inhabitables por las autoridades por las fallas estructurales que presentaron tras el terremoto.
Los más afectados, hasta el momento, son los edificios Toledo (3 Norte); Bahía (en Avenida Perú, entre 6 y 7 Norte); Festival (en 9 Norte); Tricahue (en 8 Norte con 2 Poniente); y Colinas del Mar (en Canal Beagle), todos situados en la zona de dos grados de amplificación del sismo y donde no se tomaron todos los resguardos constructivos que se requerían.
En una nueva evaluación del municipio viñamarino, se sumaron los siguientes edificios que en total ha significado la evacuación de seis mil residentes: Las Achiras (3 Norte); Limonares (calle Limonares); Tenerife (4 Norte); Antigona (5 Oriente); Block 25 (Canal Beagle); Torres del mar (8 Norte); y Batuco (Calle Limache).
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